SOBRE LOS ORÍGENES DE LA CIUDAD DE JÓDAR. UNA APROXIMACIÓN A LOS ESTUDIOS HISTORIOGRÁFICOS.
Ildefonso Alcalá Moreno
Cronista Oficial de la ciudad de Jódar
La ciudad de Jódar, es sin duda, una de las poblaciones jiennenses con más rica historia, de su pasado conserva su conjunto histórico-artístico, alzándose su imponente castillo sobre el casco urbano de la población, el cual posee excepcionalmente dos torres del homenaje, las de mayores dimensiones de la provincia, que confirman su belicoso pasado como tierra de Frontera, y cuyos cimientos se hunden en la historia documental hacia el año 744.
LA FAMOSA INSCRIPCIÓN IBERO-LATINA: EL NACIMIENTO DEL MITO DE LA CIUDAD DE GALDUR.
Hablar del controvertido origen del castillo, es lo mismo que hacerlo del origen de Jódar. Ya en el siglo XVIII, el padre de la historiografía italiana Luigi Antonio Muratori, dio a conocer la existencia de una inscripción antigua en el castillo de Jódar en su obra “Nuevo tesoro de antiguas inscripciones…”, escrito en Milán entre 1739 y 1742; pero fue la extensa divulgación de los trabajos de Costa, Fita y otros sobre la conocida inscripción íbero-latina procedente de la primitiva Puerta Principal del Castillo y colocada en el muro exterior de la capilla de San José en la iglesia de La Asunción, la que hizo demostrar documentalmente, la antigüedad histórica de este castillo y de Jódar, que desde entonces se consideró como uno de los más antiguos de Andalucía, añadiéndole por tanto la apostilla de: Decano de la provincia de Jaén.
Esta corriente fue avalada por reconocidos historiadores hasta la actualidad, a pesar de los estudios ya publicados en 1972 por Narciso Mesa Fernández de una nueva traducción de la citada lápida, que si bien mantuvo su cronología del siglo I d.C. no así su traducción, que para nada hacía referencia al nombre de una ciudad denominada Galdur, y sí al nombre de una mujer de la época llamada Galduriannina. La escasa difusión de este trabajo, hasta su publicación en el libro Historia de Jódar, hizo que hasta bien entrados los años ochenta del pasado siglo, se mantuviesen en vigor estas tesis, e incluso en la actualidad se siguen estudiando como base para muchos trabajos de investigación.
Ya el propio Hübner en 1889 le confirmó a Fidel Fita la traducción de finales de los 60 del siglo XX, cuestión que pasaron Fita y Costa, sin conocer el porqué. Costa no obstante publicó el estudio, argumentando los orígenes romanos de la ciudad.
Es más, queda corroborado documentalmente la impaciencia que tenía Costa por informar a la gente de Jódar de los resultados epigráficos “…envío el impreso a los de allí q. aguardaban con impaciencia saber la lectura y el significado de ella…” queriendo publicar en el anonimato los artículos referidos a la inscripción. En una carta de Costa a Fita del 2 de julio de 1889 dice que: “…los amigos de Jódar han agradecido mucho que les adelantara U. la interpretación de la lápida…”, apuntando que había hecho reconocer “una vía romana q. considero desconocida, existente entre Jódar y Baeza (trayectos hasta de 500 metros bien conservados)…”.
El profesor Vidal Castro estudia que la palabra Galduriaunin procede de un compuesto que en su forma íbera derivaría de Kaltur más la palabra o infijo -iaun seguido del sufijo -in, planteando la hipótesis de que Kaltur fuese un topónimo que designase al antiguo Jódar y del que los árabes derivarían a Šawdar.
Una última hipótesis apuntamos sobre la existencia de estas inscripciones antiguas en el castillo: la incorporación de restos arqueológicos romanos como propósito de emblematizar el edificio por parte de Día Sánchez de Carvajal en el siglo XV, y que también utilizó en la reconstrucción de su castillo de Tobaruela con restos de la cercana ciudad de Cástulo. Para estudiosos en este tema se trataba de que:“…los hombres del Renacimiento tuvieron una visión crítica de su pasado medieval. Esta actitud que podemos remontar a Francesco Petrarca o incluso a Cola di Rienzi suponía una radical inversión del concepto de la Civitas Dei agustiniana y sin duda podemos atribuir a esa circunstancia la moderación con que en general expresaron su visión negativa del pasado más reciente. Pero, en cualquier caso, la reivindicación del pasado clásico implicaba casi ineludiblemente la depreciación del más inmediato que si en el caso italiano aparecía teñido de barbarie «gótica» o «tedesca», en el español acumulaba a ello la contaminación morisca. Ahora bien, la reivindicación del pasado clásico, del mundo romano, en los inicios de la Era Moderna no obedecía a un mero gusto «anticuario»; implicaba al mismo tiempo reivindicar el momento de mayor esplendor de la vida urbana, de la que eran elocuentes testimonios los restos monumentales y epigráficos esparcidos por las ciudades del antiguo imperio, no menos que los propios testimonios literarios. Para los humanistas del Renacimiento, entendiendo ese término en su sentido más amplio, la arqueología no era una ciencia aséptica, sino un instrumento operativo capaz de recomponer, de suturar el tejido social y urbano roto tras la gran crisis de las ciudades…”, de ahí que colocase las citadas inscripciones en un lugar bien visible: la nueva puerta de entrada al castillo, todo lo contrario de la anterior época de construcciones mudéjares.
No documentada, ni desestimada, la existencia de la ciudad o topónimo de Galdur, también la cronología romana o prerromana de nuestra fortaleza, queda pendiente de una datación derivada de catas arqueológicas. En efecto, en el artículo de Narciso Mesa mencionado se decía: “(refiriéndose a la inscripción íbero-latina) Me inclino a creer que debió de ser traída, junto con otros muchos bloques de construcción, de las ruinas de la desaparecida Jandulilla o Villa de Félix. Allí disponían los señores de la villa de una cantera natural de piedras labradas procedentes de las ruinas de la antigua población”.
Pues bien, esta suposición que Mesa no documenta, y que él mismo adelanta es una inclinación personal, se toma desde entonces como base para suponer, que todas las piedras para la reconstrucción de la citada fortaleza provienen de las ruinas del Cerro Castillejo, tesis que no avala hasta la fecha ningún hallazgo documental, ya que no hay indicio de que el castillo fuese destruido en esa época y si sólo las casas que estaban fuera de la muralla, es más, Mesa desconocía la existencia de un documento que afirmaba que los señores de Jódar no tuvieron propiedad ni jurisdicción sobre esas tierras hasta comienzos del siglo XVII, propiedad que les ocasionó en más de una ocasión pleitos con la ciudad de Úbeda y la Colegial de Santa María de esa ciudad. El propio Luis Blanco Latorre afirmaba que: “se han descubierto en Jódar, en diferentes fechas, numerosas substrucciones (sic), depósitos y conducciones de aguas, objetos de cerámica, una basa de columna de grandes proporciones, dos piedras con inscripciones cuyo rastro se ha perdido, y una moneda consular, de la familia Spurilia, que tengo á la vista, sin contar el castillo, de fabricación asimismo romana. Esto probaría que Jódar tuvo guarnición romana, ó guarnición indígena con oficiales romanos, durante mucho tiempo así como la existencia de los restos de una Calzada romana, de la que decía, se conservaban trozos de 100, 300 y hasta 500 metros. Así como la existencia de un Puente Romano denominado de Mazuecos”, afirmaciones que siempre han pasado desapercibidas para la historiografía local.
Creemos por tanto, que mientras no se demuestre lo contrario, a través de estudios arqueológicos en el castillo o casco urbano, no se puede descartar taxativamente el que las citadas inscripciones, restos arqueológicos y demás objetos, no fuesen hallados en la propia población o muy cerca de ella. Es conocida la reutilización de edificios antiguos como cantera, para nuevas construcciones, pero aquí por el momento nada hay que lo corrobore. Es más, en el propio castillo apareció una azuela prehistórica que para el arquitecto Álvarez Pérez “…fue transportada allí junto con la tierra utilizada para la fabricación de esta argamasa, quedando a la luz al erosionarse la construcción. Este hecho nos conduce a deducir que no debe estar lejano del castillo el lugar de su depósito original…”.
LA ACTUAL HISTORIOGRAFÍA SOBRE LOS REMOTOS ORÍGENES DE JÓDAR.
Para los historiadores actuales, los orígenes históricos del término de Jódar se remontan a la época calcolítica, en torno al III milenio a.C., siendo ese asentamiento el de “Las Quebradas” o el yacimiento Paleolítico del Puente Calancha. La riqueza arqueológica del actual término municipal de Jódar y su entorno es palpable con la abundancia de yacimientos catalogados: desde la Edad del Hierro II, Edad del Cobre y Alto Imperio Romano en Las Quebradas; del Alto Imperio Romano y Emirato en Los Fiarrales; de la Edad del Hierro, Bajo Imperio Romano y Emirato en La Atalaya; de la época romana, Califato y emirato en Las Majadas; de la época romana y Edad del Hierro II en La Coscoja; de la época romana en Calancha, Cerro Murillo, Caseta Quemada, Tamajar, Quiebrabotijos, Las Salinas, Las Alberizas, Deán, Fontanarejo (también de la Edad del Hierro II), Hornillos Bajos (también con restos de la época Califal y Emirato), Cabezuelos de la Edad del Bronce final, Loma del Perro de la Edad del Hierro II, Castillejo de la época romana y de la Edad del Hierro II y Las Rejas de la Edad del Hierro II y Neolítico.
En torno a la ciudad, y concretamente en las Sierras de Miramontes y La Lancha se han hallado abundantes muestras de arte rupestre, que van desde el Neolítico medio hasta la Edad del cobre. También se han encontrado espontáneos hallazgos, como la aparición de cerámica íbera[25] al construirse la carretera de circunvalación en el pago conocido como “Cerro La Horca” y en el “Llano de las Pitas” en el actual Polígono Industrial, o la aparición de monedas imperiales romanas[27] en la zona de los huertos de la ciudad, así como la presencia de importantes vías romanas en las cercanías,[28] incluso en Jódar se halló una jarra romana de bronce del siglo III d.C. o una escultura de una sirena de carácter funerario con influencia griega, además de un León, ambos conservados en el Museo Provincial de Jaén y hallados cerca del río Jandulilla.
En el Itinerario de Antonino del siglo V d.C., en sus apartados 401,5-402,5 (numeración de Wesseling) se menciona la mansión de Viniolis dentro de un recorrido por la zona. G. Arias[31] propone a Jódar, como lugar donde localizar esa mansión, dentro del Conventus Carthaginensis. Para enredar más el Académico Miguel Cortés López nos refiere un texto de Tito Livio,[33] que habla de “Lapides atri” (Piedras negras) como un lugar entre Iliturgi y Mentesa, donde ocurrió un conocido episodio[34] entre el general romano Claudio Nerón y su potente ejército y Asdrúbal Almicar, el autor sitúa este “Lapides atri” en Jódar, argumentando que el nombre de nuestra ciudad procedía de la palabra hebrea “Kodar” que significaba “Atrum en muchos lugares de la Escritura, y que esta entre Iliturgi y Mentissa”. También Plinio mencionaba la ciudad de Egelasta, con sus minas de sal, ubicada por González y Román, entre Jódar y Úbeda.
En el cuestionario remitido al Instituto de Estudios Giennenses en 1954, y lo más seguro que redactado por Narciso Mesa Fernández, se decía: “…El número de hallazgos de armas, tumbas, Utensilios, etc. de la época romana y prerromana, ha sido grande en las inmediaciones de la población…” y que: “…Se han encontrado con frecuencia pequeños tesorillos de monedas romanas, conteniendo bastantes la colección del Cronista de esta Ciudad Don Narciso Mesa Fernández…”, también decía que: “…La parte más antigua del pueblo es la más próxima al castillo y la calle denominada del Santo Cristo y Carrera de los Molinos…”, así como que: “…La población conserva muy destruido su antiguo Castillo, decano de los de la provincia, del tipo conocido como de barco rodeado de desmanteladas murallas, con dos torres conocidas como la Vieja y la Nueva.
Se conservan además trozos de la muralla que rodeaban a la Villa en la Edad Media en los sitios conocidos con el nombre de Callejones de los Huertos y que sería interesante conservar…”.
Estudios universitarios y publicaciones científicas avalan también la tesis de un Jódar prerromano, romano o preárabe y también las hay que rechazan esta afirmación, dada la total inexistencia de pruebas documentales sólidas, basándose en el origen fonético del topónimo, tesis que se pueden seguir sosteniendo mientras no se demuestre lo contrario en base a cuatro motivos: la presencia de la Vía Mentesa-Tugia pasando por la actual ciudad, otro ramal o vía que comunicaba Jódar con Jaén (muy mencionado en las crónicas musulmanas) y con desvío a Baeza pasando por el puente romano de Mazuecos, el camino real del Paso que desembocaba en La Puente Vieja de Jódar de origen romano, el hallazgo masivo de monedas romanas en el casco urbano, las afirmaciones del Cronista Luis Blanco Latorre sobre hallazgos arqueológicos en la misma población y los estudios fonéticos publicados.
Para unos el topónimo proviene del latín “Saltus”[40] que significa bosque o lugar abundante de árboles y pastos. También los profesores Jiménez Sánchez y Quesada Quesada se afirman en la etimología preárabe de Jódar,[41] igualmente lo afirma el profesor José María Calvo[42] que dice: “El topónimo de Jódar se considera de origen preárabe, significando su origen íbero "montaña boscosa", que derivará en el árabe Shawdar y que castellanizará en Xódar, actualmente Jódar, aunque otras fuentes aseguran que Shawdar es un nombre propio de varón en árabe”.
Tesis en contra se reafirman en la ausencia de descripciones en las crónicas antiguas o hallazgos arqueológicos con métodos científicos en el propio casco urbano o cercanías. Llama la atención que en las obras de geógrafos árabes, más cercanas en el tiempo, desde el siglo XII, al mencionar las principales vías de comunicación de Jaén, siempre se mencione a Jódar como parte de ellas, y único punto de conexión con Baeza, Toya, Quesada o el norte granadino (Guadix; Baza…), profesores como Sonia Gutiérrez, opinan que las vías mencionadas por los geógrafos árabes “…no son más que las viejas vías romanas…”, luego Jódar fue epicentro de una de ellas y quizás asentamiento de algunas de las poblaciones que se mencionan.
En cuanto a las descripciones de la época, donde se enumeran algunos lugares y topónimos, los textos originales no se han conservado, siendo la mayoría traducciones posteriores realizadas por copistas, todo esto hace difícil la localización exacta o aproximada siquiera, de la mayoría de lugares, sólo algunos indicios topográficos, algún hallazgo arqueológico o de medición, o la referencia en publicaciones antiguas hacen mantener localizaciones de lugares, muchas veces sin una seguridad plena, o manteniendo conscientemente errores históricos, simplemente por el hecho de dar notoriedad a una ciudad importante.
Lo que muchos historiadores afirman es que pudo existir sobre la meseta o amplio promontorio que ocupa el actual castillo de Jódar, un primitivo núcleo fundacional amparado en la existencia de un cuantioso venero de agua subterránea que aseguraba la supervivencia, y la presencia de grandes arroyos en las actuales zonas de la Cava y Barrancohondo que les servían como naturales fosos de protección, sumados a las fértiles tierras del Este, donde actualmente se ubican los huertos, quedando la parte O. defendida por la imponente Serrezuela de Jódar y Bedmar. Su amplio dominio visual vigilaba atentamente los pasos del Guadalquivir, Jandulilla y Guadiana Menor, así como el puerto de La Partición en Mágina, además los estudios fonéticos sobre el nombre de Jódar, tienden a identificarlo como: “lugar abundante de árboles y pastos”, “montaña boscosa”, “sobre el curso de agua”… e incluso como “toro joven y fuerte”, por lo que la zona debió estar poblada por grandes masas de arbolado, el propio Mesa afirmaba que el barranco de La Cava era un caudaloso arroyo.
Para el profesor Asín Palacios[47] el nombre Šawdar provenía del antropónimo Jaudar[48] o Yawdar,[49] teorías que desecha Vidal Castro,[50] que sólo ve como más plausible, aunque descabellado, el que el topónimo se importase de Oriente o hiciese referencia a una prenda femenina como veremos más adelante.
En efecto, el arabista Francisco Vidal Castro,[51] es quien más a fondo se ha dedicado a estudiar la etimología del nombre de Jódar, nos refiere en el análisis semántico del mismo, que estudiado el diccionario más antiguo Al Sihah de al-Yawhari (que falleció en el año 1003) que al-Šawdar significaba la túnica, y era una palabra arabizada de etimología persa, derivando de ella la palabra yadar. También nos cuenta que había una cita de al-Rayiz que decía que “el Šawdar es abierto (hendido) por sus dos lados”, sigue refiriendo que en la segunda década del siglo XIII escribió Yaqut, que en su diccionario Mu Yam al-buldan recogía que el Šawdar giennense era en un principio un itb, es decir, un justillo o camisa interior sin mangas, siendo un vestido pequeño que se ponía la mujer debajo de la ropa. Por fin, en el diccionario más completo, explicaba el profesor Vidal, de Lisan al-arab de ibn Manzur de finales del siglo XIII-comienzos del XIV, se recogían definiciones dadas por diferentes autores que se aproximan, más o menos, a las dadas con anterioridad de túnica o camisa sin mangas utilizada por las mujeres.
Hay una referencia más al nombre de Jódar, la encontramos en la obra de Juan Vernet Ginés.[52] En el mismo se dice que la etimología del nombre de Jódar o Šawdar procede de Ğawdar, existiendo como topónimo en Jaén, y del que existen abundantes referencias tanto de apellidos importantes, -uno de ellos una importante dignidad fatimí del siglo X, para otros un eunuco que participó en la conspiración para asesinar a un califa cordobés-, como de lugares geográficos como en Pakistán[53]. En el diccionario de David Cohen y Jean Cantineau[54] se dice en su página 92 que la voz de Ğawdar procede del árabe ğu´dar-, ğawdir- y significa “petit de vache sauvage” que quiere decir “pequeña vaca salvaje”. También en la obra de Yuriko Yamanaka y Tetsuo Nishio “The Arabian nights and orientalism” dice que la palabra Gawdar evoluciona a Djaudar y Jawdar. Otros dicen que Gawdar procede del hebreo y significa “a la pared o en su alrededor”.[55] Otra evolución de la palabra es Jaudhar. También el Pachá Yawdar se menciona como Gawdar, en varias obras, e incluso como Pachá Jódar en bastantes más.
La presencia de una vía natural que era cruce de caminos: del Oeste con el Este (Córdoba con Levante), y del Sur con el norte peninsular (Castilla con Granada) hizo que desde tiempos prehistóricos se conserven testimonios del paso del hombre en las sierras que circundan la ciudad. La primitiva fortaleza debió ser un simple puesto de vigilancia sobre la meseta, hasta que las diferentes invasiones y el aumento de las migraciones, requirió proteger los escasos bienes con alguna empalizada de madera y un puesto elevado de vigilancia, utilizándose como lugar de refugio ante las constantes turbulencias políticas, señoriales y de constantes amenazas. De esta época nada podemos aventurar, sólo la construcción de la importante vía romana de Mentesa-Tugia debió de dar estabilidad al núcleo, construyéndose otras vías más que unían las principales ciudades del entorno dada la facilidad orográfica. En la actual zona de Jódar se pudo construir una pequeña villa romana fortificada a partir del año 100 a.C., que es cuando comienzan a aparecer testimonios en forma de monedas, que se intensifican sobre todo en los siglos III-V d.C, aunque también las hay íberas de Cástulo y Obulco y de otras poblaciones a partir del año 50 a.C., el propio Luis Blanco mencionaba el hallazgo de una moneda romana perteneciente a la familia Spurilla o Spurilia de los años 133-126 a.C.
Para Pérez Reviriego podrían existir dos fases de asentamiento en el actual casco urbano, dada la amplia disparidad de monedas halladas del periodo que abarca el siglo III a V d.C., en contraste con la época anterior. De la época de la república romana y de Augusto apareció un tesorillo en el término de Jódar.
El que la meseta donde se asienta el castillo fuese una zona estratégica importante para vigilar la cuenca del Guadiana Menor, Guadalquivir y Jandulilla, así como el paso a Sierra Mágina, no debió de pasar desapercibido para los antiguos pobladores, debiendo construirse con el paso del tiempo un Oppida, que protegiese campos y caminos evolucionando a un castillo de reducidas dimensiones y materiales, que sucesivamente se reforzaría debido a las frecuentes sublevaciones y guerra civiles. En esta situación debió de llegar nuestro castillo, si existía, a la época musulmana.
LOS “OTROS” JÓDAR.
Siempre la existencia de topónimos parecidos a Jódar en la más diversa geografía me han llamado la atención, hoy los publico por primera vez, como base para futuros estudios.
- El Ajódar canario
En el Anuario de Estudios Atlánticos de la Fundación de la Casa Colón, se recoge en el trabajo de Maximiano Trapero[60] haciendo referencia a topónimos de Gran Canaria citados en fuentes históricas antiguas, cita el topónimo de la montaña de Ajódar[61] y recoge como grafías antiguas del mismo: Aiodar, Ajodar, Ajódar, Arjoda, Axodar, Jodar, Jódar.
Este significado de Ajódar ha creado muchas dudas, para Cubillo Ferreira[62] significa: Ahod-dar, topónimo= ajodar, "lugar del viento caliente”.
En este lugar se celebró la célebre “Batalla de Ajódar” donde se habían enfrentado por última vez los canarios y las fuerzas colonizadoras españolas. En dicho enfrentamiento, gracias a la astucia y al ingenio de los canarios, el ejército español tuvo una de sus derrotas más sangrantes: acabaron con doscientos ballesteros y con su jefe el capitán Mujica.
Pero la curiosidad sobre este lugar se acrecienta cuando la montaña donde está Ajódar, pertenece al municipio de Galdar,[63] ¿no les suena relación con Galdur? Ahí dejo la cosa…
- Fuentes de Ayódar[64] de Castellón
Ayódar es un municipio de la provincia de Castellón en la Comunidad Valenciana. Perteneciente a la comarca del Alto Mijares. Este territorio perteneció al Rey de Valencia, Zeyt Abuzeyt, desposeído por Zayán (hijo de Modofe y nieto del Rey Lobo) y convertido al cristianismo con el nombre de Vicente Bellvís, casado con una mujer natural de Zaragoza, llamada Doña Dominga López. En escritura pública datada en Teruel el 22 de Abril de 1.236 cedió la iglesia de Fuentes al obispo de Segorbe junto con la mayor parte de sus posesiones, entre ellas se encuentran Xoda (hoy Ayódar), Vilamalud (hoy Villamalur) y Villahaleva (hoy una partida de Torralba del Pinar, llamada Vialeva) etc.
Como vemos viendo las fuentes históricas de esta población descubrimos que en la Edad Media se denominaba como XODA y de ahí derivó a AYÓDAR, Antonio Pérez Llopis[65], Cronista de aquella Villa, decía que Xoda, “procedía de Xódar o Jódar en la provincia de Jaén, desconociendo el porqué de este topónimo”, siendo su origen musulmán. Otra curiosidad más.
- El Jódar de Almansa
Uno de los parajes más conocidos y bellos de la ciudad albaceteña de Almansa es denominado como la sierra de Jódar, del mismo se dice[66]: “Jódar es casi en su totalidad una inaccesible sierra, constituida por una espesa masa de bosque mediterráneo, constituido casi en su totalidad por pino piñonero y pino carrasqueño, aunque también se encuentran aislados encinares. En el sotobosque predominan los arbustos como las aliagas y la coscoja, además de plantas aromáticas como el romero, el tomillo, la lavanda... y otras como el brezo y la jara, el esparto... El cuco de "Los Garganchines" es la más grande de las edificaciones así denominadas, que fueron construidas tradicionalmente por los pastores o agricultores como refugio ante los fenómenos meteorológicos. Aunque la mayoría parte de Jódar sea monte, una pequeña parte de ésta extensión está formado por viñas de uva tintorera y moscatel, de la denominación de origen "Vinos de Almansa". Como vemos también en Albacete hay un paraje denominado “Sierra de Jódar”.
- Šawdar de Alhama.
En cuanto a la utilización de la palabra Šawdar o similares, hemos encontrado: En Granada una alquería denominada Šawdar,[67] así se afirma cuando se mencionan los iqlim de Alhama, uno de ellos se denomina Šawdar y otro Satar.
- Xodar de Portugal.
Encontramos otro castillo de Xodar portugués, cerca de la villa de Barrancos, en una obra del siglo XIX en la que se dice: “…La villa de Barrancos, que era refugio, y asi lo ha sido, de Portugal como de Castilla, la quemaron ayer dia de San Pedro los mismos portugueses, y despojaron á los castellanos, y ellos se entraron en un castillo que estaba cerca de allí y se llama Xodar, y es fuerte y de importancia, porque está cinco leguas de Xerez de los Caballeros y dos de Oliva, y se puede hacer de allí mucho daño en la comarca de Fregenal…”. Aunque en la mayoría de los documentos lo vemos denominado como Nodar o Noudar, que es como se llama actualmente, por lo que creemos que el texto utilizado al principio fuese una mala transcripción de su autor.
EL GENTILICIO DE LOS DE JÓDAR. Entre la burla y la historia.
Si el origen histórico de Jódar es tan confuso y el significado de su nombre más, su gentilicio está también envuelto en la confusión y el pudor.
El gentilicio más antiguo es el de Šawdarí o Jawdari.[69] Esta nisba (de Jódar, Jaén) aparece reflejada en la obra de Villanueva Rico[70] como el Jaudari, el Joduri. Vidal Castro en su estudio[71] hace referencia a posesiones granadinas de la plaza del Albaicín, que hacían referencia a la tienda del “judurí” o tienda del Jodarí, afirmando que no sólo emigraron los Jodaríes a Granada, sino al norte de África, concretamente a Tetuán, estableciéndose un grupo encabezado por Sidi al.Mandri o Sidi al-Mandari, cuyo nombre era Abu Abd Allah Muhammad b. Ali al-Manzari “el de Bedmar” acompañado de gentes originarias de Jódar, siendo sus descendientes actuales varias familias de Tetuán[72] denominadas “Suduri” o “Suduríes” de ascendencia andalusí. Para los habitantes de Šawdar se acepta el gentilicio de Saudarí o Saudaríes.
Ya en una obra del año 1523, encontramos el gentilicio de “Jodarensis”: “…Igitur Carolus noster, anno Domini 1523, die 22 Decerabris, hora undécima matutina, in castro Firmitatis Jodarensis natus est: susceptoresque e sacro fonte habuit fratrem suutn majorem Anlonium llorbonium, Henrici quarii nunc regnanlis palrem…”.
El nombre de Jódar, siempre ha estado envuelto en la sorna, dado su equivalencia con la palabra erótica castellana de “Joder”.[74] A comienzos del siglo XVI y con la evolución de Xodar a Jódar, el nombre se equipara al acto de fornicación, extendiéndose universalmente gracias a una obra cumbre de la literatura castellana “La Lozana Andaluza”[75] atribuida a Francisco Delicado, que recoge un refrán que introduce estando Lozana con Rampín, su galán de noche, en plena faena, grita ella, « ¡A la par, a la par, lleguemos axodar[76]!» y que significaría llegar al orgasmo al mismo tiempo, debiendo de acentuarse como xodár.[77]
Esta dualidad del nombre Jódar-Jodár, debió hacer que las publicaciones cultas de la época cambiasen el nombre de Jódar por el Gódar,[78] como se recoge en las obras del Doctor Diego Palomino, Prior de Jódar, y el primer meteorólogo de España y en otros documentos eclesiásticos conservados en el archivo histórico diocesano de Jaén.
El tema del significado erótico de la palabra Jódar, siguió utilizándose en la literatura erótica del siglo XIX, lo que sin duda causaría malestar en los vecinos que comenzaban a salir de la Villa, sobre todo la burguesía que iba a estudiar a la capital española y los capacheros que iban a vender sus productos. Así encontramos la obra de por Jean-Michel Desvois, Jean-François Botrel “Prensa, impresos, lectura en el mundo hispánico contemporáneo”[79] escrita en 2005 que recoge la referencia a la obra “Las putas y alcahuetas de Madrid. Obra clásica en su género con Láminas”, escrita por “Don Casto Cascósela y Pingalisa, Doctor en Galilea y natural de Jódar”. La obra debió de ser muy célebre puesto que ya iba por su segunda edición, que se “decía aumentada y corregida por un español amante de la prosperidad de las artes, y muy versado en la materia”. Estaba impresa en Roma, aunque parece ser que en el propio Madrid, por una encubierta imprenta denominada “Imprenta del Colegio Putesco” y editada en el año 1839, el libro tenía 132 páginas y fue prohibido por la Inquisición. El libro volvió a reeditarse en 1872 en la “Imprenta de Priapo, de la calle Perro, 43” de Madrid y narraba las aventura de este “Jodeño” en la casa de un cura, donde se inició sexualmente con su ama, a muy temprana edad.
También en la vecina ciudad de Úbeda existe la popularmente conocida como “Casa del Jodeño”,[80] palacio de Luis de la Cueva, así conocido desde tiempos antiguos y que daba nombre a la Plazuela del Jodeño, hoy conocida como Plaza de Josefa Manuel.
Toda esta sorna con el nombre de Jódar, hizo que se planteara seriamente el cambio de denominación del pueblo, más si cabe cuando el gentilicio utilizado era el de Jodeño/a, así muchos capacheros comenzaron a utilizar el colorido nombre de “Villaflores”, incluso he visto correspondencia de la época con ese nombre. Hay una leyenda urbana,[81] que para nada tiene visos de realidad, de que cuando se inauguró la Estación del Ferrocarril por la Reina, los organizadores no “vieron conveniente la rotulación de Jódar en nuestra Estación al paso del tren inaugural, por lo que cambiaron el rótulo llamándola Estación de Villaflores”. En ninguna documentación consultada hemos encontrado solicitud alguna del cambio de denominación, sin duda si la hubo, la burocracia que supone el cambio de denominación de un pueblo paralizó cualquier intento.
Y así llegamos al año 1889, cuando el ilustre polígrafo y notario en Jaén, Joaquín Costa y Martínez, visita la entonces Villa para estudiar unas inscripciones adosadas al muro exterior de la Iglesia de La Asunción, y de la que ya hemos hablado. “In situ” tradujo la inscripción viendo en ella el UXOR final como YOR que significa “Señor”, dando como traducción final que la inscripción estaba dedicada al “Señor de los Galdurienses”, indicando que debió de existir una ciudad romana denominada “Galdur”, para ello publicó extensos trabajos[82] y reconocidos académicos de la historia como el propio Padre Fidel Fita,[83] avalaron las tesis de Costa, que estuvieron vigentes hasta los años 70 del pasado siglo, y que aún muchos historiadores ven como correctas. Costa señaló en sus escritos que hermanó: “los conceptos científicos más profundos, con la sencillez, para ser entendido de todos sus oyentes”.
Desde entonces y para satisfacción de los habitantes de Jódar cultos, su gentilicio es el de “Galduriense”, un nombre de rancia extirpe romana, que dio prestigio a la entonces Villa, siendo utilizado hasta la saciedad. Sin embargo el pueblo llano siguió prefiriendo el gentilicio tradicional de “Jodeño” y sólo cuando la burla llegaban sobre todo en los años de la emigración a las ciudades industriales, se utilizaba la siguiente coletilla, tan tradicional y sufrida por todos nosotros: A la pregunta de: ¿De dónde eres? Y responder: de Jódar, seguía la guasa de quien preguntaba: ¡No jódas! Y el aturdido de Jódar se apresuraba a decir: “pero los de Jódar somos galdurienses”… y así hasta nuestros días, abundando expresiones como “los jodeños están jodidos” y otras más, como el cambio de acentuación de Jódar por Jodár, incluso a comienzos de los años 80 del pasado siglo hubo un tímido intento de movimientos ciudadanos para proponer el cambio de la denominación de la ciudad por el nombre primitivo de Šawdar o Xodar.[84] Incluso Jódar fue incluido en un Congreso Internacional organizado por la Asociación Internacional de Pueblos con Nombres Feos, Raros y Peculiares de la localidad jiennense de Guarroman.
¿Entonces cual es el gentilicio de los de Jódar? Pues actualmente se admiten los dos, ya que el de Galdurienses tiene una antigüedad de más de 120 años,[85] también poco a poco se va admitiendo el gentilicio de Jodaríes o Jodarí, e incluso el de Jodareño/a.
CONCLUSIÓN
Después de todo lo estudiado, se puede presuponer un origen preislámico a Jódar, así como que los orígenes de la inscripción ibero-latina y la mozárabe son imprecisos, como el momento de su colocación en la fortaleza; la cual no fue destruida con motivo de las guerras de las Comunidades de Castilla. A falta de estudios arqueológicos en el actual casco urbano, cada día toma más fuerza la importancia del enclave de esta ciudad, como punto de conexión de dos importantes vías romanas, una de ellas hasta ahora poco conocida: la vía Jódar-Baeza, que conectaba con la de Mentesa (Jaén) y cuyos restos se conservaban en amplios tramos hasta comienzos del siglo XX. Igualmente su protagonismo en la historia documental del año 744 no hace sino aumentar las hipótesis de un pasado preislámico hasta ahora documentalmente desconocido o no ubicado correctamente entre los topónimos conocidos. Finalmente apuntar que hemos encontrado numerosos nombres para denominar a nuestra ciudad señalados por diversos autores: época prerromana: Kaltur, Kodar. Época romana: Galdur, Galduria, Lápides Atri, Viniolis. Época preárabe: Saltus. Época musulmana: Šawdar, Šudar. Época castellana: Xodar, Jódar. Nombres imaginarios: Gódar, Villaflores. Apodos: Gadīr al-Zayt.
También el nombre de Jódar está presente en otras poblaciones y parajes como la montaña canaria de Ajódar, que se erige sobre la ciudad de Gáldar, curiosidad también en el nombre de esta ciudad, la villa castellonense de Ayódar, la alquería Šawdar de Alhama en Granada, el castillo portugués de Xodar o Nodar cerca de la villa de Barrancos y la sierra de Jódar en Almansa (Albacete).
Igualmente llegamos a la conclusión de que el gentilicio de los habitantes de la ciudad de Jódar, desde el cambio de la X por la J, ha sido utilizado con connotaciones eróticas en obras muy importantes de la literatura universal española como “La Lozana Andaluza”, lo que ha promovido la generalización de esa acepción erótica o “malsonante” para algunos, incluso mucha documentación eclesiástica lo trocaba como “Gódar” o siguió llamándolo Xodar hasta bien avanzado el siglo XVII, todo esto llevó a sus habitantes al intento de cambiar el nombre por el de “Villaflores” a finales del siglo XIX, aferrándose la sociedad llamada “culta” a ilustres historiadores que “crearon” la ciudad antigua de Galdur, para poder tener la opción, de que por lo menos el gentilicio, fuese “biensonante”.
Esperamos con este modesto trabajo haber contribuido a aunar todas las opiniones y estudios publicados al respecto y satisfacer la curiosidad de muchos habitantes de esta ciudad sobre el tema, las puertas quedan abiertas para que especialistas de estos temas sigan analizando y rebuscando los orígenes de esta ciudad jiennense.
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