CARTA PARA SAUDAR
Mercedes López.-Colmenar Medina
Mis queridos amigos de SAUDAR (a los que nunca agradeceré bastante todo el interés y el cariño que han puesto en el recuerdo de mi marido), me piden que escriba algo para que pueda colaborar también en el ejemplar de la revista que están preparando en honor y recuerdo del que tanto esfuerzo y tanto amor puso en ensalzar la tierra que le vio nacer.
Poco o nada puedo añadir a lo que él dijo. Respeté siempre su tierra y acabé tomándole cariño como si fuese la mía. Pasé muchos años en Jaén y siempre los recordaré como seguramente, los mejores de mi vida. Fueron los primeros de nuestro matrimonio y donde después nacieron mis tres primeros hijos. Tengo excelentes recuerdos de las personas de allí y conservo todavía amigos entrañables.
Uno de mis recuerdos de allí, es como pasábamos las vacaciones del verano. A Narciso le encantaba el campo, la soledad de un monte o una sierra, respirar aire puro, bañarse en el río, andar entre bosques y matojos. Le veía disfrutar así y me aguantaba mis miedos. Íbamos todos los años a Cuadros que era, y es, un lugar precioso, pero que entonces (no se ahora) no tenía ni luz eléctrica, ni teléfono, ni teníamos nosotros coche todavía. Llevábamos 4 o 5 niños y no había ni médico, ni farmacéutico, ni nada de nada. Recuerdo que le veía disfrutar a él y me guardaba los miedos, disfrutando yo también al verle gozar. Se iba con algún niño de los mayorcitos bien temprano a pasear por montes y bosques. Yo que no estaba acostumbrada al campo lo pasaba muy mal, temiendo si tardaban, que les pasara algo. Menos mal que aunque tuvieron los niños algún peligro, la Virgen de Cuadros me los protegió, e inclusive y sin ninguna duda, me hizo un milagro en uno de ellos. Desde entonces la Virgen de Cuadros está siempre en mis oraciones y en mi corazón.
Años antes, cuando empezó la Guerra Civil (que yo tuve que pasar en Jaén y fue horrorosa) Narciso acababa de terminar su carrera. Movilizaron muy pronto su quinta llevándole al frente. Esto fue para mi estar siempre intranquila, temiendo lo que pudiera pasar. También movilizaron a sus tres hermanos, pero gracias a Dios tuvimos la suerte de que a ninguno le pasara nada, a pesar de que el más pequeño, al que llevaron al frente a última hora en la que llamaron la “quinta del biberón”, por la edad que tenían, pues no se le ocurrió otra cosa que aplaudir a un avión de los contrarios que pasaba por encima de su cabeza. Pocos años después nos pudimos casar.
Con mi agradecimiento a todo el que recuerde con cariño a mi marido y esperando que Dios me reúna con él en la Gloria.
UNAS NOTAS SOBRE NUESTRO PADRE
Hnos. Mesa López-Colmenar
Es complicado escribir algo acerca de una persona tan cercana, no hay suficiente perspectiva para la imparcialidad ni para la reflexión reposada. Se corre el riesgo de desenfocar la imagen y añadir o restar luces y sombras que no pertenezcan a la persona en cuestión.
Por esas razones conviene reducir la figura a sólo los aspectos más esenciales y personales de los que hay constancia y suficientes pruebas de verosimilitud. Se evita, además, la visita a territorios de poca documentación, aunque puedan ser más vistosos y deparen mayores motivos de alabanzas.
Destacar los fundamentos esenciales que marcaron la vida y obra de la personalidad de nuestro padre, es sin duda la manera más adecuada de evocarlo en el centenario de su nacimiento. Fueron dos, sin que ahora importe el orden, su pueblo: Jódar y su familia. Y actuaron como a manera de palancas, que dieron sentido a las obras de su vida.
Es cierto que fue Catedrático, que disfrutó impartiendo muchas clases a lo largo de una vida académica cercana a los cuarenta años en una media docena de Centros de Enseñanza. Que aun es recordado con admiración en unos casos y afecto en los demás por un gran grupo de compañeros y alumnos. Que acudió a numerosos Congresos de Historia, dictó conferencias y publicó muchos trabajos, fruto de sus investigaciones en los archivos de toda España y en otros lugares como Parroquias, Ayuntamientos, etc. de ciudades y pueblos de Andalucía. Que disfrutó de la amistad y de la conversación con personalidades importantes de su época y de los lugares donde le tocó vivir y viajar. Que elevó, con su presencia y pertenencia, el prestigio de instituciones locales, regionales y nacionales en razón a sus trabajos históricos. Todo eso es verdad, pero también son las consecuencias de los dos motivos que fueron los cimientos de su persona.
Que se puede decir de su apasionada dedicación a Jódar. Casi con 20 años funda la primera Asociación Cultural del pueblo: “Amigos de Almendros Aguilar”. El poeta y político liberal, que naciera en Jódar en 1825, y después de más de 100 años, un perfecto desconocido para la población. Un síntoma, puesto que tras el paréntesis de la Guerra Civil en la que no tuvo mucha suerte, se empeña en conocer la historia de la localidad, o dicho de otra manera, en dotar de su historia al pueblo de Jódar. Ahora nos parece normal y necesario que los grupos humanos tengan conciencia del camino recorrido hasta el presente por sus miembros, ese camino nos ha marcado con sus triunfos y derrotas, con el día a día, con los esfuerzos, trabajos, satisfacciones, conocimientos, etc. hasta el punto de forjar el carácter, actitudes y aptitudes del grupo. Desentrañar esa historia nunca conocida, para que las personas de su pueblo tuvieran la herramienta imprescindible para asumir con orgullo o comprensión su pasado e interpretar su presente para encarar el futuro, fue una de sus dos grandes dedicaciones. En el recuerdo quedan las mañanas de los veranos en el Santuario de la Virgen de Cuadros, con una antigua mesa al lado del poyete situado a la izquierda de la entrada a la hostería y el montón de papeles con infinidad de notas tomadas en el año de sus lecturas y visitas a los archivos, y muchos otros momentos similares en otros lugares como Madrid, Valencina, Cádiz y Sevilla, siempre con el mismo tema, la historia de Jódar. En el recuerdo quedan también las recompensas que recibió de sus paisanos, entre otras, primero el nombramiento de Cronista Oficial de Jódar en 1951, luego la enorme asistencia a su funeral el 14 de agosto de 1988 en donde cientos y cientos de galdurienses de toda condición manifestaron un sentimiento común hacia su obra y su persona. Al año siguiente la rotulación de una calle con su nombre y en 1996 la publicación del libro “Historia de Jódar” por parte del Ayuntamiento y su admirada Asociación Cultural “SAUDAR”.
La otra gran pasión de nuestro padre fue su familia, aunque en esto no estuvo sólo, contó siempre con el apoyo de una gran mujer comprensiva y trabajadora. De la satisfacción de nuestro padre por su familia hemos tenido noticias con posterioridad. Sus amigos nos lo han reconocido y nos han contado de sus comentarios sobre nosotros y nuestra trayectoria vital, las alegrías por las carreras de los hijos, sus trabajos, sus matrimonios, sus nietos, etc. etc.
Sin embargo a la altura de 1983 y con motivo del cincuentenario del año en que conoció a su esposa en Granada, nos convocó a todos por Navidad y nos hizo entrega de una carta de varios folios en la que nos relataba el recorrido familiar desde comienzos del siglo XIX a la actualidad. Desde su bisabuelo, maestro albañil, a sus nietos. En ella nos dejó escrito su satisfacción y su orgullo por la trayectoria familiar y nos invitó a recordar el camino transitado y a las personas que lo hicieron.
Puede que no sea muy decoroso decirlo, pero si su dedicación al pueblo la interpretó como un triunfo en el haber de su historia personal, la familia fue identificada como un triunfo mayor, y todos, hijos, viuda y nietos, coincidimos con él. Es nuestro agradecimiento en su centenario.